Ya sea que te consideres nuevo como freelance o ya lleves tiempo haciéndolo, pero sigues lidiando algunas batallas con tus clientes estos son tus derechos básicos:
1. Contar con un brief claro y conciso. Siempre firmado.
El cliente es experto en pedir cambios conforme se le van ocurriendo. Por eso, es importantísimo que antes de empezar un proyecto, se establezca por escrito todo aquello que conllevará la realización del trabajo. Así mismo, éste deberá ser aceptado y firmado por el cliente, para que después no haya ratos amargos para ambas partes.
2. Pedir un anticipo.
A nadie le gusta cobrar, pero todos tenemos que mantenernos de algo. El anticipo es una garantía, tanto para ti como para el cliente, que tendrá que recibir un resultado al final del proyecto.
3. Exigir fechas límites para recibir el contenido.
El contenido es la parte primordial de todo proyecto, ya que sin él, no se puede ejecutar nada. Establece en la cotización o contrato un tiempo límite para recibir el contenido y especifica que se empezará a trabajar una vez que el contenido y material sea entregado por parte del cliente.
4. Tener un horario fijo de trabajo y que se paguen las horas extras.
Ser trabajador independiente es tan válido como ser asalariado. Tienes derecho a tener un horario de trabajo así como derecho a tener vida social. Indica a tus clientes cuál es tu horario de trabajo y en caso de que un proyecto sea muy urgente, cóbralo como tal. Recuerda que tu tiempo cuesta, ¡valóralo! porque nadie más lo hará.
5. Cobrar aunque el proyecto sea cancelado.
La importancia del anticipo del punto anterior aplica también para estos casos. Hay veces que los proyectos se cancelan por x o y razón. Establece en el contrato una cláusula que mencione que si el proyecto se cancela por el motivo que sea, se paguen las jornadas trabajadas, así como los gastos que se implicaron para su realización.
6. Que se paguen gastos laborales y de viaje.
Si el proyecto en el que trabajarás incluye realizar viajes y gastos pertinentes, contémplalos en la cotización e inclúyelos o especifica que se cobrarán aparte, pero tómalos en cuenta.
7. Limitar el uso de revisiones y cambios.
Aclara cuáles serán los límites para las revisiones y cambios, y en caso de que requiera adicionales a lo establecido, ¡por su puesto que se pueden hacer!, pero claro, todo cambio extra causa honorarios.
8. Que se cuenten las reuniones como horas de trabajo.
Las juntas con los clientes están contempladas dentro de tu jornada laboral, así que no hay que abusar de ese recurso, porque además de que es un indicador de mala comunicación y organización con el cliente, consumen tiempo que bien podrías utilizarlo en trabajar en el proyecto. Haz reuniones productivas, eficientes y claras. Lleva un checklist contigo para que no olvides ningún punto y todo sea aclarado y concretado en esa reunión.
9. Elegir cuando un trabajo no se cobrará.
De vez en cuando recibirás propuestas para hacer trabajos gratis (es una buena señal, porque demuestra que les gusta tu trabajo), pero en ocasiones estas propuestas serán más bien abusos. Así que usa tu criterio y no tengas miedo a decir no. Puedes hacer un trabajo sin cobrar, por ejemplo, a una Asociación Civil o alguna causa benéfica, así como las invitaciones de cumpleaños de tu sobrinito. No lo tomes como una pérdida, más bien, como una inversión en publicidad.
10. Tener una estrecha relación con tu computadora más que con cualquier ser vivo.
Tu computadora, así como todos tus gadgets que usas para realizar proyectos, son tus recursos más preciados, porque con ellos generas ingresos. Así que al menos que no te cases con algún magnate de la lista de Forbes, no tienes derecho a cuidar otra cosa más que tus fabulosos recursos de trabajo.
A partir de ahora, ten muy presente estos derechos que te pertenecen. Ponlos de fondo de escritorio, grábalos para que jamás los olvides.
Publicado originalmente en: diariodeunafreelance.com